ENSEÑANZA DEL CASO MESSI PARA EL FUTBOL VENEZOLANO

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Uno de los principios básicos de toda negociación es que si se amenaza se cumple, pero si se va a dirigir una amenaza al contrario esta no debe ser ni demasiado grande que no pueda ser cumplida ni demasiado pequeña para no ser tomada en serio.

En el momento en que Messi usa la vía del Burofax, la discusión asumió una condición no esperada. Nuestra casa matriz en España, que representa al jugador, siempre mantuvo el criterio de la Intencionalidad de las partes Vs. La Literalidad del Contrato en el Derecho Suizo. Entendiendo que era necesario destacar que el art. 18.1 del Código Obligaciones Suizo expresa literalmente: «Para evaluar la forma y los términos de un contrato, es necesario buscar la intención real y común de las partes en el contrato sin incluir las expresiones o designaciones inexactas que hayan podido utilizar por error, o para disfrazar la verdadera naturaleza de la convención«. El derecho suizo se decanta por evaluar la intención que las partes tenían cuando celebraron el contrato.  La doctrina suiza (WIEGAND, en Basler Kommentar, No. 7 y siguientes, ad Art. 18 CO) y la jurisprudencia (decisiones de la TF de 28 de sept 1999, ATF 125 III 435, y 6 de marzo de 2000, ATF 126 III 119) han indicado que el objetivo principal de la interpretación es determinar LA VERDADERA INTENCIÓN COMÚN (consenso) de las partes. Cuando no se pueda probar un consenso de hecho, la declaraciones de las partes deben interpretarse de acuerdo con el principio de buena fe en la sentido en el que podrían y deberían haber.

Claros estuvimos siempre que Messi conservaba la facultad para rescindir gratis su contrato con el FC Barcelona dado que el concepto de “temporada” debería aplicarse teleológicamente -atendiendo a las imprevistas consecuencias de la pandemia en las competiciones- y no de forma literal, lo cierto es que no se ha visto con fuerzas para llevar la pelea hasta las última consecuencias por razones que no se podrán comentar públicamente.

Pero sí puede afirmarse con cierto grado de convicción que hubo por su parte una valoración del factor emocional del que era rehén Bartomeu: el interés de no pasar a la historia como el presidente que dejó marchar a Messi. Es obvio para cualquier negociador avezado que el equipo de Messi podrían haber explotado esa circunstancia que se conoce en la teoría de la negociación como la “toma de rehenes”. Y es que en una negociación no debe tenerse solo en cuenta las posiciones sobre el objeto negocial explícito (en este caso, claramente económico: pagar o no los 700 millones) sino los intereses subyacentes de cada parte, y en el caso del mandatario culé pudiera haber jugado un papel más relevante ese factor simbólico.

Los atletas profesionales en general son a menudo representados para el mundo como llenos de ambiciones y esperanzas y, por lo tanto, son considerados importantes impulsores del cambio cultural. El Fondo de Población de las Naciones Unidas describe así esta expectativa hacia los jóvenes como forjadores de la cultura del futuro,  los atletas desarrollan su identidad y se convierten en individuos autónomos. Los atletas usualmente no comparten las experiencias y recuerdos de los mayores. Desarrollan sus propias formas de percibir, apreciar, clasificar y distinguir las cuestiones y los códigos, símbolos y lenguaje en el que expresarse. Las respuestas de los atletas a los cambios del mundo, y sus formas únicas de explicar y comunicar su experiencia, pueden ayudar a transformar sus culturas y sus sociedades para hacer frente a los nuevos desafíos. Su dinamismo puede cambiar algunos de los aspectos más nocivos y arcaicos de sus culturas que las generaciones de mayor edad consideran inmutables.

En Venezuela, nuestro Futbolistas se están viendo afectados básicamente por el factor económico, como consecuencia de una serie de factores que unidos a la Pandemia han mostrado al mundo una realidad que todos conocen pero de la que nadie habla, la mezcla de una Asociación de Futbolistas que no ha asumido el reto histórico que la ocasión les demanda, un grupo empleador que amparados en ser el generador de empleos abusa de su posición de dominio, una Federación que no entiende su función rectora y el temor de los futbolistas a denunciar y reclamar por el factor emocional de no perder su fuente de empleo, como el rehén de la teoría hacen el daño aun mayor, si a eso sumamos lo descabelladas, ilegales y hasta muchas veces absurdas decisiones de la Cámara de Resolución de Disputas en nuestro Futbol, pintan muy mal el escenario

Hablar de reiniciar el campeonato nacional, cuando la mayoría de los equipos nacionales no cumplen con sus obligaciones laborales raya en una de las mayores irregularidades, es inconcebible que la mayoría de los equipos de segunda división se nieguen a cancelar sus obligaciones cuando recibieron los montos de Conmebol vía Federación, acá salvo algunos valientes nadie habla de la situación de los jugadores de Lala F.C, de JBL, del Estudiantes de Caracas, de Llaneros de Guanare pero si se habla cuando la Asociación felicita a un equipo por cumplir con sus obligaciones, estamos llegando a la Piramide Invertida, premia a los malos aplasta a los buenos.

En todo caso, visto el escenario resultante de la pandemia, pareciera inicialmente que los equipos del Futbol Venezolano hubieran conseguido sus objetivos. Pero puede tratarse de una victoría pírrica -aquella que se logra con muchas pérdidas en el bando aparentemente vencedor, de modo que incluso tal victoria puede terminar siéndole desfavorable-, ya que el año próximo, los futbolistas en base a lo vivido se van a organizar por lo que el Futbol Venezolano habrían perdido la oportunidad de histórica de obtener una compensación económica cuantiosa en caso de haber pactado unas condiciones que sin dejar de ser ventajosas hubieran sido mas humanas.

Los actores del Futbol Venezolano (liga, equipos, Asociación de Futbolistas) han optado por adoptar un papel en el proceso negocial que en la teoría de la negociación se conoce como un “antagonista estridente”, así una actitud de suma cero, esto es, pretender obtener una victoria sin paliativos a costa de que la otra parte no consiga nada. Ahora bien, esta estrategia, aunque ha resultado vencedora, por conseguir finiquitos a costo cero, puede tener costes a largo plazo: crear resentimiento en la parte vencida. En este sentido, corre el riesgo de que los jugadores se queden, pero a regañadientes sin amor a la camiseta e incómodos con una junta directiva que no se ha atrevido a negociar cuando mas se necesitaba y con una Asociación de Futbolistas que ha demostrado que a todos los miembros no los trata igual. Esto puede provocar que el rendimiento en el campo de juego no sea el mismo de otros años.

Los expertos en estas lides saben perfectamente que mantener a un jugador en el club sin condiciones adecuadas no es la opción más eficiente, por más que pueda suponer una victoria simbólica. Un análisis aséptico de la estructura negocial hacía prever que actuando racional y autointeresadamente, las partes podrían haber adoptado una actitud constructiva que les hubiera permitido llegar a un acuerdo, no totalmente satisfactorio para ambas partes, pero sí lo suficiente como para sentirse satisfechos y mantener mínimamente su imagen ante todos. Dicho en términos negociales, habrían podido evitar los nefastos resultados del dilema de prisioneros si seguían perserverando en sus intereses egoístas en lugar de optar por una solución coordinada. Y es que había una zona de posible acuerdo entre aguantar hambre y arrancar la temporada, o dicho en términos técnicos, los respectivos valores de interés del equipo y de la necesidad del jugador.

Entre ambos extremos existía el margen de acordar una indemnización que el equipo pudiera pagar razonablemente y de esa forma, obtener los jugadores una cantidad económica tan necesaria para subsistir, y por otro lado garantizar lealtad y compromiso.

Y es que en el fondo, como sucede en otros ámbitos de la vida, el objeto principal del conflicto no es fundamentalmente económico, sino cómo y cuándo mantener una relación con un importante componente emocional entre las partes, que es de lo que, en último término, trata el fútbol, de pasiones y lealtades.

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