Djokovic, culposo o doloso? Breve Interpretación de la norma jurídica.

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El número uno mundial, Novak Djokovic, fue descalificado este domingo del Abierto de Estados Unidos por golpear con la pelota a una jueza de línea en el partido de octavos de final, perdiendo su imbatibilidad en 2020 y las opciones de ganar su decimoctavo título de Grand Slam.

En un torneo inusual como todo en los tiempos de coronavirus que ponía al serbio en bandeja su decimoctavo título de Grand Slam, descalificado al golpear sin intención con un pelotazo lanzado en un gesto de frustración ante Pablo Carreño Busta.

Es cierto que algo de mala suerte hubo en el incidente. La pista de Arthur Ashe, vacía de sus 23.000 espectadores, es una de los dos únicas donde el torneo neoyorquino ha mantenido a los jueces de línea, sustituidos en el resto por el ojo de halcón en un esfuerzo por limitar la presencia de personal en las instalaciones en tiempos de pandemia.

El golpe fue claramente no intencionado, como creemos que la mayoría debe coincidir. La USTA (Federación de Tenis de los Estados Unidos) emitió al poco de la descalificación un comunicado en el que se decía:

“De conformidad con el Código de los Grand Slams, a resultas de su (la de Djokovic) actuación al golpear una pelota peligrosa o descuidadamente dentro de la pista, o golpearla con negligente omisión de las consecuencias, el Juez Árbitro del US Open descalificó a Novak Djokovic de su edición 2020. Al haber sido descalificado, Djokovic perderá todos los puntos computables para el ranking obtenidos en el US Open y será multado en cuantía equivalente al premio en metálico alcanzado en el torneo, además de alguna o todas las multas que resulten del incidente infractor”.

El inmenso universo de los torneos profesionales de tenis no está sujeto a una única norma. Existen Códigos (Rulebooks) diversos, según la categoría de las competiciones. La infracción en la que incurrió el jugador serbio se produjo en uno de los cuatro torneos de Grand Slam por lo que es aplicable el 2020 Official Grand Slam Rule Book,

Tiene en común con otros códigos el reproducir un régimen disciplinario de lo acontecido en pista que es sustancialmente idéntico al resto de competiciones: el llamado Código de Conducta (Code of Conduct), a cuya observancia, junto con el Programa Antidopaje, el Programa Anticorrupción y la Política de Bienestar, se comprometen todos los jugadores al comienzo de cada temporada a través del llamado ‘Player’s consent and agreement’. Específicamente en lo que hace a este Código de Grand Slam, la norma impone también a todo jugador que accede a un cuadro de esta categoría sujetarse a las normas (Regulations) y al Código de Conducta, así como a todas las modificaciones que pueda acordar el Grand Slam Board.

El aspecto singular de los Grand Slam es que la potestad sancionadora en pista se atribuye, cuando se trata de la interpretación y aplicación del Reglamento, a un Juez-Árbitro asesorado por un (Jefe de Supervisores de Grand Slam). Por consiguiente, al Juez-Árbitro competente, consultando con el Jefe de Supervisores, actúa como última autoridad en pista  en lo que respecta a la interpretación del Código de Grand Slam, incluyendo su sección ‘Código de Conducta’.

Ciertamente, en televisión fue del todo punto imposible apercibirse de cuál fue la infracción que se le atribuyó al jugador antes de descalificarlo. Sin embargo, del comunicado de la USTA arriba resulta patente que se le imputó lo que en el Código de Conducta se denomina ‘abuso de bolas’ (abuse of balls), encuadrada sistemáticamente dentro de las ‘infracciones de los jugadores en pista’ (Player on-site offences).

La regla establece que “los jugadores no golpearán, patearán o lanzarán una pelota de tenis de forma violenta, peligrosa o enfurecida dentro del recinto del torneo, salvo con el razonable propósito de disputar un punto (incluyendo el calentamiento). La vulneración de esta Regla sujetará al jugador a una multa de como máximo 20.000 dólares americanos en cada ocasión. Además, si tal vulneración acontece durante un partido (incluyendo el calentamiento) el jugador será sancionado de conformidad con el Programa progresivo de Sanciones por puntos (Point Penalty Schedule). A los efectos de esta Regla, se define el abuso de bolas como el golpeo intencional de una pelota fuera del recinto de la pista, golpear una bola peligrosa o descuidadamente dentro de la pista o golpear una pelota con negligente omisión de las consecuencias”.

Nótese que la norma tipifica, no sólo la conducta infractora (en la que a todas luces incurrió el jugador serbio de acuerdo con la descripción indicada), sino también la sanción o sanciones a las que da lugar (la imposición de una multa y, de haberse producido durante el partido, la aplicación del sistema progresivo de imposición de sanciones por puntos). Éste se recoge más adelante y determina que, por la primera infracción, se ha de amonestar al jugador (warning), cosa que, según se dijo en televisión, se había producido unos instantes antes. Cuando se produce una segunda vulneración de la regla (la que nos ocupa), el Point Penalty Schedule establece la imposición de la pena de pérdida de un punto (Point Penalty) y cualesquiera infracciones subsiguientes traería consigo la sanción de pérdida de un juego, aunque, a partir de la tercera violación del código, el Juez-Árbitro, puesto al habla con el Jefe de Supervisores de Grand Slam, puede decidir si cada subsiguiente infracción será constitutiva de una descalificación.

Es evidente que las previsiones contempladas en la regla del ‘abuso de bolas’ no han sido cumplidas. En lugar de imponerle la sanción de pérdida de un punto, Djokovic, en su segunda violación del Código, fue directamente descalificado.

El Código de Conducta regula de forma independiente la sanción de ‘descalificación’ al margen del sistema de graduación de sanciones menores anteriormente apuntado. Establece el artículo III.T del Código de Conducta que “el Juez-Árbitro, consultando con el Jefe de Supervisores, puede declarar la descalificación del jugador, tanto por una sola violación de este Código, como a resultas del Programa de sanciones por puntos arriba establecido”, siendo tal decisión definitiva e inapelable. La imposición de esta sanción comportará para el jugador, como ya se ha indicado, la pérdida de los puntos para el ranking ATP hasta entonces obtenidos en el torneo, así como el montante del premio en metálico alcanzado en la competición, sin perjuicio de otras multas adicionales.

Si se revisa aisladamente la Regla T, ante cualquier infracción del Código cabría declarar discrecionalmente la descalificación de un jugador. Sin embargo, poniendo en relación la tipificación del ‘abuso de bolas’ con la de otros ilícitos dentro del propio Código de Conducta, la respuesta habría de ser negativa.

 En efecto, en la descripción de otras conductas infractoras, por ejemplo, en la Regla K dedicada a la ‘obscenidad audible’, se prevé explícitamente, no sólo la aplicación del sistema de sanciones por puntos anteriormente señalado (amonestación, pérdida de punto, pérdida de juego), sino también la descalificación directa “en circunstancias que son flagrantes y particularmente lesivas para el éxito, o que son singularmente ofensivas”. En estos casos, señala la norma, “una sola violación de esta sección (obscenidad audible’) puede ser constitutiva de una Major Offence of ‘Aggravated Behaviour’”.

Los supuestos en los que un determinado comportamiento infractor, en casos especialmente flagrantes, particularmente lesivos o singularmente ofensivos, puede dar lugar a la descalificación directa están expresamente señalados en el Código. Así, además de la referida ‘obscenidad audible’ (artículo III.K), podemos señalar el ‘tardío abandono de una competición’ en la que el jugador se había inscrito (artículo II.A.1) o ‘competir sin autorización en otro torneo en las mismas fechas’ (artículo II.A.2) y, dentro del capítulo de ‘infracciones de los jugadores en pista’ (artículo III), el hecho de ‘no dar el máximo’ o ‘tirar un partido’ (Best Efforts, artículo III.E), el ‘abandono injustificado (artículo III.F), incurrir en ‘obscenidad visible’ (artículo III.M), en ‘abuso verbal’ (artículo III.P), en ‘abuso físico’ (artículo III.Q) o en ‘conducta antideportiva’ (artículo III.R).

En definitiva, aunque todo apunta a que estamos ante un hecho accidental que se repite edición tras edición del Código, en la infracción denominada ‘abuso de bolas’ no está explícitamente previsto un ‘aggravated behaviour’ merecedor de su encuadre dentro de las ‘major offences’, a las que está reservada esa descalificación directa.

Cierto es que el propio Código de Conducta en su artículo IV bajo la rúbrica ‘Player Major Offences’ contempla un primer epígrafe (A) dedicado al ‘Aggravated Behaviour’. En él, en coherencia con la específica tipificación del artículo III, se señala que es constitutivo de ‘comportamiento agravado’ “uno o más incidentes de comportamiento designados en este Código como constitutivos de ‘comportamiento agravado’”. Pero también se añade, a modo de ‘regla general, que ningún jugador (ni persona con él relacionada) deberá incurrir en un ‘comportamiento agravado’, entendiendo por tal, no sólo los designados específicamente como tales por el propio Código, sino cualquier incidente que sea flagrante y particularmente lesivo para el éxito (o imagen) de un torneo de Grand Slam, o singularmente ofensivo (artículo IV.A.2).

Esta regla, sin embargo, no viene específicamente mencionada en el comunicado de la USTA, que se limita a reproducir la infracción imputada (‘abuso de bolas’), como si ésta, por sí sola, diera cobertura a la descalificación directa. Desde luego que una cláusula tan genérica como la contemplada en el artículo IV.A.2, que permite discrecionalmente convertir en ‘comportamiento agravado’ cualquier infracción del Código, no resistiría mínimamente los principios en los que se asienta un procedimiento sancionador, al menos contemplado desde la perspectiva de nuestro derecho nacional y considerando desde luego la naturaleza y principios del derecho público.

Sin embargo, una interpretación sistemática de los ilícitos tipificados en el Código de Conducta llevaría a concluir que la exención del ‘abuso de bolas’ de la categoría del ‘aggravated behaviour’ no está desde luego justificada. A la vista están las consecuencias que pudieron darse por causa del pelotazo y que, por fortuna, no se dieron. Tenemos también el precedente en otra competición tutelada por la ITF en la que el equipo de Copa Davis de Canadá fue sancionado con la descalificación directa por un accidental pelotazo propinado por su jugador Denis Shapovalov al Juez de Silla.

Todo apunta a que la omisión del ‘abuso de bolas’ de la categoría de las ‘Major Offences’ por ‘aggravated behaviour’ entraña una accidental preterición que, en buena técnica jurídica, habría de impedir la descalificación directa de un jugador por este concepto. Sin embargo, combinada esa omisión con esa poco ortodoxa cláusula residual que el artículo IV.A.2 enuncia, el pecado en el que el Juez-Árbitro haya podido incurrir puede calificarse de digno de estudio.

Otra cosa es lo que pueda eventualmente pasar con los puntos y las multas en el caso de que el jugador se anime a apelar ante el Grand Slam Board.

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