Cuando se crea un club en el mundo del balompié, prácticamente tal institución debe estar inmersa también con la afición, periodismo, dirigencia, con las críticas y en un sinnúmero de análisis acordes con el desenvolvimiento que emprende en un gramado o fuera de este. Viene a ser su partida de nacimiento ante el orden social.
Es natural que el futbolista no es robot ni una máquina, es un ser humano, emprendedor en su oficio al vestir una camiseta y defenderla con principios éticos dentro y fuera de la cancha.
El futbolista en su profesionalismo suma afecto al respetar el reglamento del club, debe superar sus referentes técnico, físico y estratégico de manera individual y colectiva, y estos avances a través de las evaluaciones en cada práctica y partido.
Su perfil como persona y los deberes por cumplir con la comunidad deportiva y ante su club, en el que percibe una remuneración, han sido siempre el motivo de la discordia.
En concreto, resulta inadmisible que en pleno siglo de avance en toda la tecnología de la época existan dirigencias que no cumplan con sus deportistas el valor acordado y la forma de pago, lo que es un procedimiento criticado en el mundo del fútbol.
Hay directivos que no están a la altura del mapa futbolístico mundial, son armadores de escuelas en las que prima la mentira, se burlan del jugador; pero eso sí, son vanidosos y quieren aparecer constantemente en entrevistas, portadas y fotos.
El Sindicato Internacional de Futbolistas (FIFPro) ha elaborado la denominada “Declaración Universal de Derechos del Jugador”, cuyo objetivo principal es la igualdad de oportunidades para los jugadores en la consecución de su carrera deportiva, sin vulneración de ningún tipo y libre de discriminación, intimidación y violencia.
Dicha Declaración Universal parte de los Principios Rectores de las Naciones Unidas sobre Empresa y Derechos Humanos, y ha sido desarrollada por diferentes asociaciones de jugadores afiliados a la Asociación Mundial de Jugadores, y expertos en derechos humanos y derecho laboral, siendo elaborada siguiendo las pautas de la legislación internacional sobre derechos humanos y los estándares centrales de la Organización Internacional del Trabajo.
Nace para proteger los derechos humanos de los atletas, reconocidos a nivel internacional, para evitar que se siga evitando y desprotegiendo el derecho deportivo y a las propias personas que constituyen el epicentro del deporte. Entre sus puntos más destacados se encuentran los siguientes:
- Derecho a la igualdad de oportunidades en la consecución de la carrera deportiva del jugador, sin distinción de ningún tipo, y libre de discriminación, intimidación y violencia;
- Favorecer y proteger sus derechos a la libre opinión y expresión, y a la protección de derechos de los atletas infantiles;
- Derecho a una parte justa de la actividad económica y a los beneficios que haya contribuido a generar en su deporte, amparado por condiciones laborales justas y a un salario digno;
- Derecho a la organización y negociación colectiva;
- Derecho a la protección de su nombre, imagen y desempeño, ya que los mismos podrán utilizarse de forma comercial previa autorización del jugador de forma voluntaria;
- Derecho a una vida privada, a la privacidad y a la protección en relación con la recogida, almacenamiento y la cesión de sus datos personales; y
- Derecho de los atletas a ser capaces de acceder a una compensación eficaz cuando sus derechos humanos no se respeten ni defiendan.
Con los tiempos que corren, en muchas ocasiones los derechos de los jugadores se ven vulnerados en favor de sus clubes, asociaciones nacionales y/u organizaciones deportivas internacionales, por lo que toda medida que se adopte para protegerlos de las actuales violaciones sistemáticas de los derechos humanos en el deporte mundial, siempre es bienvenida y necesaria, siendo obligación de las mencionadas entidades, proteger, respetar y garantizarlos.
Los deportistas profesionales son trabajadores. En la Constitución, en los Convenios de la Organización Internacional del Trabajo y en la Ley del Trabajo, tienen derechos laborales Absolutos. Es idéntica la dignidad del trabajo humano aplicado a no importa qué actividad.
El deporte profesional está protegido por las normas laborales. En el caso de los futbolistas, son seres humanos que ponen su energía de trabajo, con amor por su profesión, a disposición de una persona o de una organización en forma subordinada, pues están sujetos a los reglamentos, órdenes e instrucciones del club o empresa para el que trabajan.
Termina la temporada y la lucha apenas comienza, Los futbolistas están en el camino de la razón, el derecho está de su lado, lo demás queda en su decisión, en su organización y en su perseverancia.