Un nuevo actor, el monóxido de carbono.

La delgada línea entre lo legal y lo que no lo es, o entre lo ético y lo contrario es aún más difusa en el ciclismo. Es por eso que un Nuevo actor aparece poco a poco en el mundo del doping, el MONOXIDO DE CARBONO.

Desde la primera década del siglo, cuando la UCI y la AMA pusieron coto a las prácticas dopantes generalizadas durante los años 90 y 2000, los equipos ciclistas han estado buscando formas alternativas de conseguir los mismos beneficios que aportaba la EPO o las transfusiones pero de forma legal. Esto ha generalizado, entre otras formas de entrenamiento, las concentraciones en altitud con las que elevar los valores sanguíneos del ciclista. Ahora, se rumorea que algunos equipos estarían experimentando con una nueva técnica: la inhalación de monóxido de carbono.

Una técnica que, así de entrada, plantea ciertos recelos ya que, recordemos, el monóxido de carbono es un gas inodoro e incoloro que resulta tóxico para el ser humano, de hecho, es una típica causa de muerte por la emisión del mismo por calefacciones con una combustión inadecuada o los braseros de toda la vida.

En el caso del uso de este gas para la mejora del rendimiento deportivo, se trataría de privar al cuerpo al máximo de oxígeno para lograr el mismo efecto que se logra con el entrenamiento en altitud, es decir, que el organismo segregue eritropoyetina para activar la generación de glóbulos rojos que mejoren el transporte de oxigeno a las células. Un uso del monóxido de carbono que viene siendo estudiado desde hace algún tiempo en el ámbito científico y médico.

El monóxido de carbono se utiliza de dos formas. Por un lado, la denominada reinhalación de monóxido de carbono se utiliza para obtener datos precisos de los valores sanguíneos que permiten a los equipos cuantificar los efectos del entrenamiento en altitud. La segunda opción, más agresiva consiste en inhalar directamente este gas buscando los efectos comentado antes.

En principio, no existe ninguna prohibición específica por parte de la AMA para el uso de esta técnica, aunque es posible que entrase en conflicto con las regulaciones referidas a la manipulación artificial de la sangre, por lo que existiría preocupación ante la posible generalización del uso de la inhalación de monóxido de carbono.

El monóxido de carbono es conocido como el gas letal, inholoro, producido por la combustión de materiales que componen carbono, cuando no llegan a combustir por completo por falta de oxigeno.

Un estudio, demostró las mejora en la masa de hemoglobina y el vo2max tras realizar protocolos de respiraciones leves de monóxido de carbono.

En un estudio grupal de 11 personas, las mismas respiraron CO2 levemente, 5 veces por día durante 3 semanas para aumentar la concentración de HbCO en un 5%.

Se midió  masa de hemoglobina, concentración de eritropoyetina en suero, ferritina y parámetros sanguineos, antes y después de las 3 semanas de estudio. Además se realizó un test de vo2max antes y después del estudio.

El grupo con exposición a monóxido de carbono mejoro la masa de hemoglobina y la mantuvo en las 3 semanas posteriores, también mejoraron el porcentaje de reticulocitos después de 1 semana, también mejoró la eritropoyetina sérica (y posteriormente al estudio se suprimió, lo que demuestra el estímulo).

La ferritina disminuyo durante el estudio de estudio lo que demuestra el posible aumento en eritropoyesis, en cuanto al tests de vo2max el test postestudio mejoró lo que puede ser demostrado por la mejora de la masa de hemoglobina.

Como vemos éste estudio muestra algunas de las mejoras en el rendimiento al igual que se pueden intentar mejorar gracias a la hipoxia intermitente es tarea de los entrenadores, en base a la evidencia científica el poder escoger las estrategias de mejora o ayuda ergogénica en el rendimiento deseado.

Hay que señalar que la técnica de reinhalación no aporta un beneficio en sí misma sino que es una herramienta para medir los efectos logrados con las concentraciones. Respecto a inhalar monóxido de carbono directamente para conseguir lo que algunos ya denominan como superaltitud, es algo novedoso sobre lo que se está investigando para cuantificar sus efectos. La AMA ya ha movido ficha y está realizando sus propias investigaciones

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