En el mundo del ciclismo de élite, donde un segundo marca la diferencia y cada pequeña mejora puede traducirse en una victoria, la búsqueda de nuevas formas de mejorar el rendimiento nunca termina. Desde el último Tour de Francia, han surgido sospechas en torno a la inhalación de dióxido de carbono como un nuevo tipo de dopaje oculto. Un método que aún no es popular plantea algunos problemas éticos en el ámbito deportivo. El público probablemente aún no sepa mucho sobre él, así que acerquémoslo también a la luz.
¿Qué es la inhalación de dióxido de carbono?
La inhalación de dióxido de carbono consiste en respirar aire con una mayor concentración de CO2. En teoría, esto se utiliza en el ciclismo (y en otros deportes) para medir diversos valores sanguíneos cuando se realizan los niveles de hemoglobina durante el entrenamiento en altura.
De hecho, la inhalación de CO2 también podría provocar varias respuestas fisiológicas destinadas a mejorar el rendimiento atlético. En respuesta a la inhalación de dióxido de carbono por parte del cuerpo, se incrementará la ventilación, lo que puede ayudar al atleta a gestionar mejor el esfuerzo y lograr una mayor resistencia. También se cree que mejora la eficiencia y la recuperación muscular.
Los posibles beneficios de esta práctica pueden ser un aumento de la capacidad aeróbica, la resistencia y una recuperación más rápida. Pero no todo es tan optimista: los riesgos asociados a la inhalación excesiva de CO2 incluyen el desarrollo de problemas respiratorios, confusión, mareos y, en casos extremos, daño cerebral permanente.
La actitud de las autoridades deportivas.
Hasta el momento, la Agencia Mundial Antidopaje no tiene una prohibición específica sobre la inhalación de dióxido de carbono. Este método está atrayendo la atención de la Unión Ciclista Internacional y otras organizaciones por ser innovador y potencialmente peligroso. En gran parte se debe a la nueva edición del Tour de Francia ya la filtración de que algunos equipos del pelotón profesional como UAE Team Emirates, Visma-Lease a Bike o Israel-PremierTech estaban utilizando máquinas de inhalación de monóxido de carbono.
Como es habitual, la comunidad ciclista ha recibido esta nueva forma potencial de dopaje con una mezcla de preocupación y escepticismo a partes iguales. Mientras que algunos la consideran una práctica inocente, muchos otros piensan que podría ser una nueva forma de dopaje encubierto. Una manera, perdón por el juego de palabras, de avanzar un poco más quedándose en el mismo lugar.
Lo cierto es que la inhalación de dióxido de carbono representa una nueva frontera en la búsqueda de métodos para mejorar el rendimiento en el ciclismo de élite. A falta de estudios que legitimen o refuten sus potenciales beneficios, los riesgos asociados y la posible percepción de dopaje ya plantean serias dudas sobre este método.
Abg. Jesús Armando Colmenares.
Abogado Pro bono de la FIFA.